21 de enero de 2009

RESILIENCIA



Un concepto que ,desde hace unos años,ronda a grandes y chicos...

¿Pero qué es la resiliencia? ¿Todos somos capaces de desarrollarla o sólo los que

pasan por
situaciones traumáticas? ¿Podemos hacer algo por nuestros niños?

Sí, estimulándolos a través del juego y actividades recreativas.

Les dejo aquí ,un concreto informe con ejemplos y actividades.

Ante dudas u observaciones ,espero tu correo o comentario.
Cariños






Lic. Daniela Floridia




RESILIENCIA



Sobreponerse de las tragedias, salir adelante tras la muerte de un ser querido o intentar algo una y otra vez hasta lograr los objetivo no es fruto del azar o de personas especiales.

Se trata de una condición que se llama resiliencia, término poco conocido que significa la capacidad humana de hacer frente a las adversidades, superarlas y salir de ellas fortalecido.

La psicóloga María Angélica Kotliarenco, investigadora del Centro de Estudios y Atención del Niño y la Mujer (Ceanim), explica que "hay personas que de pronto, frente a un cáncer terminal, desarrollan conductas espontáneamente resilientes". Pero no es necesario esperar una situación de esas proporciones para desarrollar esta capacidad: se la puede fomentar desde los primeros años de vida de un niño.


Fuentes de resiliencia

Las fuentes para desarrollar la resiliencia se basan en tres conceptos o pilares: Yo Tengo; Yo Soy o Estoy, y Yo Puedo, explica la doctora Edith Grotberg, de la Universidad de George Washington DC (EE.UU.).

La idea Yo Tengo significa que el menor comprende y puede decir que tiene personas en las cuales apoyarse, en quienes puede confiar, y que lo guiarán y cuidarán de él.

En el caso de Yo Soy y Estoy, se trata de que el menor aprenda a respetarse a sí mismo y al prójimo, que sea querido por los demás y que esté dispuesto a responsabilizarse de sus actos.

La idea de Yo Puedo se refiere a la capacidad de hablar sobre sus cosas, de poder buscar la manera de salir de sus problemas o encontrar ayuda cuando la necesita.


Cómo estimular la resiliencia por medio del juego

Además de acciones concretas para estimular la resiliencia, otra forma de hacerlo es mediante el juego.

Se puede reforzar en un pequeño logrando que diga "yo pude subir el resbalín o yo puedo columpiarme solo", ejemplifica María Angélica Kotliarenco.

Lo mismo postula una investigación realizada por alumnas de la Escuela de Educación Parvularia de la U. de Tarapacá, de Arica, quienes expusieron su trabajo en el encuentro Jornadas Interuniversitarias de Investigación, organizado por la U. de Ciencias Metropolitanas de Educación (Umce).

Las estudiantes buscan fomentar la creatividad a través del juego -la actividad esencial de un niño- para que desarrollen la resiliencia: mediante rondas infantiles, cantos o juegos comunes, pueden aprender a respetar a los demás, a esperar su turno y resolver conflictos mediante la comunicación, explica una de las autoras, Diana Monardez.


Se deben adecuar las exigencias según la edad de los infantes .Creando resiliencia paso a paso

Es posible desarrollar distintas estrategias para fomentar el desarrollo de la resiliencia

dependiendo de la edad del niño.

Lo que se mantiene inalterable en todas las etapas es que los padres brinden amor incondicional


¿Qué hacer según la edad?


De 0 a 3 años


Fomentar que cumplan las reglas.

Elogiarlos por sus progresos, como aprender a ir al baño o hablar correctamente.

Impulsarlos a que experimenten y realicen actividades con la mínima ayuda de los adultos.

Ayudarlos a definir sus sentimientos y los de los demás a medida que desarrollan el lenguaje.

A partir de los tres años, prepararlos para enfrentar situaciones adversas a través de cuentos o recreando situaciones.

Usar frases como: "Sé que puedes hacerlo", para fomentar su autonomía y reforzar su fe en su capacidad de resolver problemas.

Tranquilizar al niño ante situaciones estresantes.


De 4 a 7 años

En situaciones difíciles, usar voz suave y tranquilizadora para calmarlos, abrazarlos, estimularlos a respirar profundo o contar hasta 10 para serenarse antes de hablar sobre algún problema.

Al enfrentar desafíos, como problemas en el colegio o peleas, mostrarles cuál es la conducta adecuada. Por ejemplo, fomentar que busquen ayud

a y que traten de

solucionar conflictos conversando.

Elogiar las conductas deseables, como cuando ordenan sus juguetes, se lavan los dientes o dicen que tienen rabia sin hacer una pataleta.

Estimularlos a ponerse en el lugar de los demás y a ser amables.

Ayudarlos a que aprendan a aceptar la responsabilidad por sus actos y a entender que sus acciones tienen consecuencias.


De 8 a 11 años

Ayudarlo a expresar sus sentimientos con las palabras y la forma adecuadas.

Clarificar las reglas y las expectativas que se tienen de él.

Aceptar los errores que cometen, para que el menor sepa que puede equivocarse sin sentir demasiado estrés o temor a perder la aprobación o el amor de sus padres.

Los adultos deben estar disponibles para ayudar al hijo, pero no imponers

e: así se logra un equilibrio entre la autonomía y la ayuda.

por Aída Worthington. Tendencias, La Tercera, 7 de noviembre 2004

">Vínculo

1 comentario:

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Creo que tantos padres de familia y docentes, deberían abordar esta página. Y no sólo gente comprometida con la educación. El ser humano, en general necesita superar muchos miedos, frustraciones, fracasos, duelos.
Daniela, creo que es la maestra que hubiera deseado tener, para superar mi resiliencia a las matemáticas. Saludos